IA antagonista
En ocasiones diversas personas me preguntan por mi opinión de las IA, en un sentido general o específicamente en cuestiones prácticas y éticas. Supongo que es un tema de conversación habitual en estos tiempos, si bien yo soy una persona creativa de perfil profesional técnico.
Suelo responder lo mismo: no tengo opinión. Tampoco la tengo de la religión, del cambio climático, de los niños muertos en la guerra o la gravedad de la malaria, cosas que quizá sean claves, pero en las que sin duda yo no puedo participar ni cambiar absolutamente nada.
Esta indefensión e irrelevancia despierta en mí también una evidente falta de interés, así que mis únicas interacciones con ellas han consistido en pasarles fotos que tengo en esta página para ver si me identifican como tío, tía, tía trans, marciana, o qué. Es mi versión cutre y personal del "Do I pass?". Ya que no voy a engañar a las personas, probemos con las máquinas.
Una de las fotos que he pasado por ese proceso es la siguiente, que ya estuvo en su propio artículo, "Antagonista" hace un año y medio.
Como ya he dicho, yo tengo muy pocas interacciones voluntarias con IAs, pero un amigo mío (¡hola, Lobo!) ha decidido pasar esta foto por las neuronas binarias de esta ficción cyberpunk, dando lugar al siguiente resultado:
Aquí hay mucha chicha que cortar. Podría escribir un buen rato de la concepción arquetípica, de la visión tan binaria del género, de la pobre sujección de las espadas, y de... ¡¿A quién le importa?! ¿Es que no veis lo genial que soy como Valeria, la princesa guerrera?
No sé lo que opino de la IA, pero hoy opino mejor que ayer: la IA es maravillosa, yo te quiero mucho ama, especialmente si me ves así.
Actualización: Vorvek se ha unido y me ha proporcionado la siguiente versión que mantiene el concepto cyberpunk y (importante) el pintalabios negro. Lo lleva a un juego de megadrive de genial portada.
Suelo responder lo mismo: no tengo opinión. Tampoco la tengo de la religión, del cambio climático, de los niños muertos en la guerra o la gravedad de la malaria, cosas que quizá sean claves, pero en las que sin duda yo no puedo participar ni cambiar absolutamente nada.
Esta indefensión e irrelevancia despierta en mí también una evidente falta de interés, así que mis únicas interacciones con ellas han consistido en pasarles fotos que tengo en esta página para ver si me identifican como tío, tía, tía trans, marciana, o qué. Es mi versión cutre y personal del "Do I pass?". Ya que no voy a engañar a las personas, probemos con las máquinas.
Una de las fotos que he pasado por ese proceso es la siguiente, que ya estuvo en su propio artículo, "Antagonista" hace un año y medio.
Como ya he dicho, yo tengo muy pocas interacciones voluntarias con IAs, pero un amigo mío (¡hola, Lobo!) ha decidido pasar esta foto por las neuronas binarias de esta ficción cyberpunk, dando lugar al siguiente resultado:
Aquí hay mucha chicha que cortar. Podría escribir un buen rato de la concepción arquetípica, de la visión tan binaria del género, de la pobre sujección de las espadas, y de... ¡¿A quién le importa?! ¿Es que no veis lo genial que soy como Valeria, la princesa guerrera?
No sé lo que opino de la IA, pero hoy opino mejor que ayer: la IA es maravillosa, yo te quiero mucho ama, especialmente si me ves así.
Actualización: Vorvek se ha unido y me ha proporcionado la siguiente versión que mantiene el concepto cyberpunk y (importante) el pintalabios negro. Lo lleva a un juego de megadrive de genial portada.
Hadabicho participa con esta versión al estilo de un estudio japonés. Como curiosidad, ha dejado la cara sonriente en la pared, pero el NVB lo ha convertido en NSV1. ¿NoSoloVal1?
Orking entrega esta curiosa entrada al estilo callejero, lo que también es muy cyberpunk. Es de notar que aparece la firma NBV, pero parece que da problemas a la IA. NewBornYork.
El siempre creativo Urko nos trae la serie de juguetes comerciales "cyberpunk duelists", con interesantes opciones variadas, si bien no entiendo bien el funcionamiento de esa capa de invisibilidad que deja la cabeza visible. Pienso pintar los labios de negro en cuanto me llegue mi pack.
De aquí tendría que salir un certamen.